En estas fechas (Invierno), tenemos que prestar especial atención a los cambios bruscos y continuados de temperatura.
El martes de la semana pasada, recogí de casa de un buen amigo mío, un Uromastyx Thomasi que no se encontraba nada bien. Por fuerzas mayores, el animal había tenido que compartir terrario con una pareja de Uromastyx Flavifasciatas juveniles durante un par de semanas.
A simple vista el animal tenía mordeduras por varias partes del cuerpo, lo que me indicaba que los flavis habían comenzado a dominar el terrario hasta entonces del pobre Thomasi.
Ya en casa, comencé a darle con una jeringa una papilla, que uso para recuperar animales en este estado, aparte de baños de agua templada para recuperar hidratación, una vez colocado en un habitáculo con los parámetros indicados.
Lo primero que me llamó la atención, fue que el animal no defecaba día tras día, lo que me hizo pensar que quizás, ante los mordiscos de los flavis, el animal se escondió entre las rocas para evitarlos, con lo que se quedó frío varios días con la barriga llena.
El fin de semana murió sin haber defecado, por lo que decidí comprobar si tenía razón con mi suposición.
Se que es un poco desagradable, pero una imagen vale más que mil palabras, y espero y deseo que así consigamos evitar alguna que otra perdida.